viernes, septiembre 03, 2010

MUCHO CUENTO: SVEN HASSEL, "!LIQUIDAD PARÍS!"



En el norte, en el sur, en el este, en el oeste, el soldado alemán muere como un héroe, y las madres alemanas se ponen de luto llenas de orgullo, si hay que creer al diario Volkischer Veobachter*. La historia se repite: la juventud alemana continúa muriendo mientras grita algo: ¡viva el emperador! ¡viva la patria! ¡Heil Hitler! Los hombres caen al redoble de los tambores y al sonido de las trompetas, y ninguna madre, ninguna esposa, ninguna hermana, llora a sus héroes. Eso no es propio de una mujer alemana: se pone de luto con orgullo.
¿Quién ha hablado de quemaduras de fósforo, de piernas aserradas, de sesos destrozados, de vientres abiertos, de ojos arrancados? Un loco, un derrotista, un traidor. Ningún héroe muere de esa forma. Es algo que nunca se menciona en los libros de Historia. Uniformes rutilantes, valientes que marchan cantando, pechos repletos de condecoraciones, banderas restallantes, charangas militares y miles de madres que se visten de luto llenas de orgullo. Sólo los mentirosos hablan de ganado humano retorciéndose en el fango de las trincheras, de moribundos que llaman a sus madres mientras intentan evitar que se les salgan los intestinos por los vientres abiertos, de los hombres que maldicen a los responsables, a los que les han enviado a enfrentarse con la lluvia de fuego y acero. Ahora bien, la guerra es esto, yo lo sé. Yo mismo he sido uno de estos soldados grises del frente alemán.

(SVEN HASSEL: "Liquidad París", Editorial Plaza y Janés, Barcelona, 1969)

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