ENVIANDO UN AMANTE COBARDE A SU DAMA UN PAPEL, CUYAS LETRAS NO SE PODÍAN LEER SINO A LA LUMBRE
DÉCIMA
Recatando va el papel
su osadía, mudo y ciego;
bien que no más que hasta el fuego
callan sus letras en él,
hermosísima Isabel,
pues sois fuego, sólo os pido
que si en vos queda encendido
le estimeis lo confiado,
con que va a ser abrasado
por llegar a ser leído.
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