La gloria es una muchedumbre oliendo a sudor y a verano en el kilómetro cero de España; la gloria son los colores, los gritos, los saltos tan parecidos a los grandes saltos del hombre primitivo cuando lograba el triunfo sobre la bestia atrapada y cazada, que le daría fuerza, abrigo y alimento; la gloria está en la voz que no se ve pero que se siente tan cerca que casi se puede tocar, la voz que se eleva sobre la masa como un dios con corbata y peluquín, invisible en el paraíso de la balconada institucional, pero omnipresente, recia, varonil; la gloria es siempre una gloria efímera, puntual y aproximativa como un beso que un día nos sabe a yogurt y otro día a calostros; la gloria estaba ayer en la Puerta del Sol, y nosotros pasamos de la gloria, camino del Mercado de San Miguel, para saborear nuestra gloria propia de tapas, calor y vino.
Felipeángel (c)
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