Con Luis García Berlanga descubrí el cine coral, la sátira, el fetichismo, el humor impregnado de ternura, la capacidad de contar, la de reírse de todo, la de reirse de uno mismo.Berlanga no sólo nos dio verdugos, Plácidos, parejas felices, sabios anónimos, pobres con su punto de hambre y de picaresca, milagros falsos y Planes Marshall con leche en polvo para las escuelas, sino un mundo propio en el que va retratando, película tras película, las miserias de la Dictadura y los trapicheos de la Democracia, no dejando títere con cabeza ni político de última hora sin su celda en la prisión.
Con sus películas podríamos acercarnos con acierto a los últimos cincuenta años de la historia de España, porque supo captar nuestra forma de ser como pocos cineastas lo han hecho, pero también a las inquietudes de un erotómano y a su facilidad, junto con Azcona, para crear personajes esperpénticos de toda índole y condición.
En el cine de Berlanga se encuentran los mejores actores españoles, los que nos ha hecho reir y llorar en la pantalla durante años; hemos visto tantas veces sus películas, las hemos recreado tanto en la duermevela de nuestros sueños que parece mentira que la mayoría ya no estén aquí, con nosotros, que casi todos hayan muerto.
Hoy, Luis García Berlanga, ha tomado su camino, enfermo de Alzheimer, a los 89 años de edad.
Descanse en paz.
Felipeángel (c)
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