domingo, mayo 11, 2008

LAS SIETE VIDAS DE CAMILO JOSÉ CELA


Tal día como hoy, hace 92 años, nació Camilo José Cela.
Sirva este artículo, publicado hace algún tiempo en CYT Nuestraprensa, como homenaje y recuerdo al maestro.


LAS SIETE VIDAS DE CAMILO JOSÉ CELA

La palabra "gato", utilizada como sinónimo de "madrileño", data del siglo XII y Camilo José Cela la recogió, con precisión histórica en su libro "Madrid", pero gato, lo que se dice gato, el escritor no se sintió nunca aunque residiera en la ciudad gran parte de su vida. El siempre se consideró gallego, siendo tan universal, un ultralocalismo curioso que han sentido otros artistas de su talla como Dalí, gran entusiasta de la barretina, o Juan Ramón Jiménez, del que cuentan que, en su lecho de muerte, gritaba "¡Moguer, Moguer¡", de un modo febril y arrebatado. Cela dio un "¡Viva Iria Flavia¡", herido de neumonía, como el poeta modernista, pero, hasta alcanzar la meta de las últimas palabras, hubo de sortear el toro de la parca en no pocas ocasiones.
Es aquí donde la primera acepción de la voz que nos ocupa le viene como anillo al dedo pues, lo mismo que el gato, tuvo siete vidas o quizás más, tantos y tan variados fueron los percances que sufrió durante los 85 años que le tocaron en suerte. No es difícil recordarlas. Basta con seguir el itinerario bibliográfico que va desde "La rosa" hasta "Memorias, entendimientos y voluntades" y, para los años posteriores, conviene consultar, entre otras, las biografías escritas por Camilo José Cela Conde; Francisco Garcia Marquina, alias el Molinero de Caspueñas, o Rafael Flórez "El alfaqueque".
Camilo José Cela (Comer, Joder, Caminar) nació el 11 de mayo de 1916 y "a los dos días escasos de nacer" -nos dice- empezó a morirse. No come; le atiende un ama de cría. Es su primer "patatús", la primera vida que pierde.
A los dos años, huyendo de la gripe que asolaba Villagarcía, se va toda la familia a vivir a la casa de Iria Flavia, con tan mala suerte que, a poco de haber llegado, la niñera se cae por las escaleras con el niño Camilo en brazos. Del golpe contra el último escalón, piedra dura como sepulcro de santo, se queda como muerto. Durante tres días sólo hubo silencio en su hogar y en los alrededores. Resucitó.
Años más tarde, veraneando en un chalet de Las Rozas, oyeron golpes tremendos en la puerta de entrada. Eran ferroviarios atemorizados porque la casa estaba ardiendo. Lograron salvarse todos antes de que el fuego devorara la techumbre como una premonición de lo que le ocurriría a España dos años después.
La tuberculosis le va minando pero Cela piensa que " matar a un gallego es muy difícil". Lo intentaron en la guerra incivil pero también libró. Fue el 26 de octubre de 1937. Un día antes se presentó voluntario para ir al frente. "Por la mañana -nos cuenta en M.E.Y.V- oí silbar las primeras balas, (...) al cabo de un rato (...) cayó y explotó una bomba Laffitte cerca de mi; estaba tumbado en el suelo (...) sentí un golpe seco en la nuca y me quedé sin conocimiento". Le alcanzó la metralla de una granada en el pecho. Casi un mes de hospital. Había superado la barrera de su cuarta vida pero no logró terminar la guerra sin un nuevo percance.
Se ahogó en aguas de Castellón mientras nadaba. "Yo digo que me ahogué -puntualiza Cela- porque (...) me dio un calambre, (...) empecé a hundirme, tragué agua y me sacaron sin sentido y medio muerto".
Del navajazo en el culo recibido, años después, en la conocida reyerta en el Cabaret Casablanca, su hijo Camilo José Cela Conde da muy pormenorizados detalles, y de la urgente operación de un "cuadro de abdomen agudo" en el hospital de Palma, ofrece su personal punto de vista su amigo Francisco Garcia Marquina en "Cela: masculino singular".
Vivió Don Camilo, pues, más vidas que el gato porque la octava y definitiva aún tardó en llegar. Lo hizo cuando amanecía el 17 de enero de 2002 en la habitación 201 de la clínica Cemtro de Madrid.
Él solía decir que la humanidad se divide en amigos e hijos de puta. Tres años después de su muerte, los amigos, o los que nos sentimos como tal aunque no lo hayamos conocido, lo recordamos y le leemos con infinita devoción. Los hideputas ladran, luego cabalgamos.

Felipeángel
13/12/04

(Nota: otras entradas en Hormigaciones sobre Camilo José Cela:
-"Cara y cruz de Camilo José Cela"-17/1/07
-"Camilo José Cela en la Academia I"-25/5/07
-"Camilo José Cela en la Academia II"-30/5/07

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